En medio de esta crisis mundial, donde cada vez van apareciendo más casos de coronavirus, yo como cristiano me planteo dónde estará nuestra tarea en medio de esta sociedad. Está claro que tenemos que ser fuente de esperanza, frente a tanta negatividad que nos puede invadir.
Pero en medio de la realidad pausible, ¿qué apoyo debemos de prestar a las personas más necesitadas?, entre los que se encuentran las personas sin hogar.
El mismo Jesucristo no tuvo miedo de acercarse a aquellos que estaban rechazados por esa sociedad, los leprosos y marginados por la religión. Nos lo hace ver a lo largo de toda su vida y en parábolas como la el buen samaritano. San Francisco, lo deja todo, para ir a servir a este colectivo. La Madre Teresa de Calcuta supo descubrir a Dios en los parias de esa sociedad.
Pero enfrentando por un lado los medios para no ser contagiados y por otro nuestra entrega sin límites, creo que podemos seguir sirviendo a las personas sin hogar, cuidando de no contagiarlos ni ser contagiados.
Por eso ayer volviamos a abrir Cáritas el servicio de duchas y lavandería, teniendo presente la dignidad de estas personas. Es una forma más de decirles que no nos olvidamos de ellos, que estamos a su lado. Y por sus comentarios creo que lo conseguimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario