lunes, 23 de marzo de 2020

PORQUE NO TENÍA ESPERANZA Y ME AYUDASTE A QUE CONFIARA EN MI


Esta semana como consecuencia de esa gripe que nos tiene en vilo a todo el mundo, he podido conocer un poco más a M, estando en las duchas y lavandería del Ayuntamiento de Castellón, que coordina Cáritas.
M. es un joven que en la calle todo el mundo le respeta, le tienen miedo... Sin embargo, yo he podido entablar con el una relación que hasta ahora era superficial. Me cuenta sus ilusiones, su visión de la vida, sus ideas de "futuro". Es un futuro que ve con poca esperanza. Para tener esperanza hace falta estar convencido que lo que uno espera se puede cumplir. En cambio el habla de su pasado, en el que tenía alquilado un piso y trabajaba. Comenta su presente en la calle, a la intemperie, pasando frío, intentando ser respetado por los demás. Pero cuando habla de su futuro sus ideas empiezan a tambalearse... Lo mismo ocurre cuando se entera de que los demás le han criticado a sus espaldas.
Yo, por mi parte, intento que tenga confianza en lo que tiene que venir. Pretendo que se quiera a si mismo. 
Cuando el viernes terminaba mi turno de trabajo se encontraba en la calle sentado en un bordillo. Después de una jornada de trabajo lo que me apetecía era irme ya para casa. Encambio vi en el una persona que me necesitaba. Estuvimos hablando. Salieron de su boca palabras de desesperanza, incluso ha pensado en quitarse la vida. 
Que suerte poder estar trabajando con este colectivo. Cada día encuentro a Jesucristo en cada uno de ellos. Esa fachada de chicos duros que tienen que defenderse delante de los problemas de la calle, ante mi veo como se derrumban cuando les das amor, los escuchas, muestras que para ti son importantes. Alguno de mis compañeros me califican como "paternalista". Yo lo veo como escuchar para transmitir el amor de Dios. Dios podía cambiar nuestro mundo, en cambio quiere de nuestra colaboración para ello.


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